jueves, 5 de febrero de 2015

¿Por qué un menor dice que rechaza a un padre o madre? El menor posicionado.

Con frecuencia madres y padres acuden a las consultas de psicología con una pregunta bajo el brazo: ¿por qué mi hijo o hija me rechaza? En la mayor parte de los casos esto suele ocurrir en casos de separación, divorcio o disputa conyugal. Estos progenitores, afectados  por el rechazo de sus hijos, suelen haber buscado en internet pistas de cuál es la causa de semejantes sentimientos. Ya de base, suelen pensar que es la ex pareja la causante de tal rechazo, a veces con razón. En cualquier caso, y gracias a internet, la suelen venir  a consulta  con la idea más o menos clara de que lo que les pasa a sus hijos/as es un Síndrome de Alienación Parental (SAP) o “algo parecido”. Esto quiere decir que, sencillamente, el progenitor que tiene la custodia está usando al menor (o menores) para ponerlo en contra del otro progenitor, bien por despecho, rencor u otros motivos diversos.  Los comportamientos de rechazo de los menores pueden expresarse mediante críticas encubiertas del tipo (“estás gordo/a” o  “no haces nada”) hasta críticas claramente abiertas (“eres un inútil”,  “eres un sinvergüenza”  o  insultos diversos) llegando incluso a las agresiones físicas.

Como algunos autores ya han indicado, el Síndrome de Alienación Parental (SAP),  propuesto por Gadner en 1985, es un término válido en tanto que describe una realidad,  pero que precisa de algunos matices importantes. El primero de ellos es que no se puede hablar de síndrome ya que no está recogido en los tratados de Psiquiatría y Psicología (DSM-V y CIE-10). El segundo matiz es que con relativa frecuencia son otras figuras familiares (abuelos, tíos o actuales parejas) las que pueden estar vilipendiando al progenitor rechazado.
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Un tercer matiz del SAP, el cual está sobradamente documentado por un buen número de autores (Gadner, 1985; Johston y Campbell, 1988; Cartwright, 1993; Bolaños, 2000;  Burrillo, 2001),  es que el rechazo al progenitor no tenga otra justificación (p.ej: abandonos, malos tratos, etc.). Y este punto es uno de los más definitorios de un auténtico caso de  SAP,  del cual se habla en el siguiente vídeo de manera resumida: 





Ahora bien, ¿hay otras causas para que un hijo/a rechace a un padre,  una madre o un tutor?

Razonablemente, la respuesta es sí. Y desde luego, aunque el SAP es relativamente frecuente, nos es la causa principal de que los hijos rechacen a una parte de sus familias y se posicionen a favor de la otra. De acuerdo con el sentido común, un estilo parental negligente (desatender los cuidados del menor,  castigos altamente desproporcionados o abusos físicos o sexuales, entre otros elementos) pueden originar reacciones de rechazo en los menores hacia el padre, la madre o un tutor (Cartié y cols., 2005) de estilo negligente.
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Otra de las causas que puede originar reacciones de rechazo hacia uno de los padres es, nada más y nada menos, que  el elevado conflicto entre ambas partes. De esta manera, cuando estamos ante separaciones o litigios con una alta conflictividad, los menores se ven entre la espada y la pared. Entonces, su supervivencia emocional se ve severamente amenazada. Tal y como nos ilustra Iñaki Bolaños (2002), ante la separación altamente conflictiva, los niños sienten que están en medio de un fuego cruzado en el que sienten que deben tomar partido (o tomar posición). Esta manera de tomar partido, consiste en asegurar el afecto de uno de los dos progenitores. Por la naturaleza del conflicto de alta intensidad, ambas partes (madres, padres o tutores) están enfrentadas y se ven como rivales (al que hay que neutralizar y en el más conflictivo de los casos, destruir). Producto de este enfrentamiento emocional, los niños se ven obligados a aliarse (o posicionarse) con un bando (generalmente con el que viven) y rechazar o agredir al otro para convertirse en aliados activos. Inconscientemente, los menores tan sólo están asegurando su supervivencia emocional. El colmo sería pensar que los niños se van a quedar quietos viendo cómo las dos personas que más quieren amenazan con desligarse de la familia que les ha dado la vida. Mirándolo en positivo, se podría decir que el corazón de los niños es tan grande que son capaces de rechazar la mitad de su corazón con tal de que permanezca intacta la otra mitad. Aquí, una adecuada (y asesorada) comunicación de madres y padres (o las partes en conflicto) e hijos/as puede ahorrar muchos problemas emocionales, interpersonales  y judiciales. Si esto no funcionara, las soluciones legales como la mediación o la intervención especializada de programas como el de “Programa Ruptura de Pareja, No de Familia" o ambos a la vez han de emplearse para resolver la situación conflictiva, de la cual son principal víctima los menores.

Resumiendo el rechazo  de los hijos hacia a los padres, madres o tutores  puede deberse, muy en esencia, a tres causas que han de analizarse muy especialmente ante una evaluación pericial:

     *Malas prácticas parentales.
    *Elevada conflictividad.
  *Lavado de cerebro del menor por parte de una figura importante para él o ella (cuyo equivalente sería el S.A.P)

* fotos extraídas de http://engledow.tumblr.com/

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