domingo, 23 de febrero de 2014

Simulación de la Huella Psíquica en Violencia de Género.




Según las Comunicaciones del Poder Judicial, en 2011, se presentaron alrededor de 134.000 denuncias por violencia de género. De todas ellas, el 71,4 % fue presentada por las propias víctimas, el 14, 65 % se derivó de la intervención policial y un 14,41 % corrió a cargo de la presentación de partes de lesiones. Las denuncias fueron tramitadas por los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, Juzgados de lo Penal y Audiencias Provinciales siendo un 40% el total de sentencias absolutorias, bien por falta de pruebas, bien por otros factores determinantes de la condición delictiva.  

En cuanto a las repercusiones psicológicas sobre las víctimas encontramos que la depresión estaba presente en algún grado de gravedad en el  71,4 % de las mujeres 1,  de ellas un 35,2% presentaba sintomatología moderada y un 18.1 % presentaba sintomatología severa. Por otro lado, tenemos que por sí sola, la sintomatología depresiva no constituye huella psíquica primaria propia de violencia de género entendiendo que son múltiples  las causas que pueden llevar a este trastorno.  Ahora bien, es frecuente que tras la aparición del Trastorno de Estrés Postraumático o el Trastorno Adaptativo (daño psíquico primario), se den otros trastornos como el Trastorno de Ansiedad Generalizada, Trastornos Depresivos , Disfunciones Sexuales  y la Inadaptación Social 2, con tal suerte que estos trastornos pueden presentarse como daño psíquica secundario.

Un tema polémico pero de gran relevancia es la cuestión de las denuncias falsas. Para su prevención, dentro de la rama jurídica,  es preciso no sólo tener una actitud imparcial  aunque comprensiva. Además es preciso estar muy al día de simulación de síntomas. Siguiendo esta línea, la eficacia de la detección de la simulación de la huella psíquica propia de víctimas de violencia de género indica que el 86.14% de las personas son capaces de simular con éxito los síntomas cuando se emplea únicamente un test (el MMPI-2)2.Usando otros métodos de detección de la simulación, de manera aislada, se entiende que la mejor detección de simulación corre a cargo de la entrevista clínico-forense, que detecta al 97.1 % de las simuladoras. Si bien es cierto que es un elevado porcentaje de detección, un 2.9% ( 3 participantes) consiguió simular de manera efectiva el padecimiento de daño psíquico producto de violencia de género.  De esta manera, este estudio puso de manifiesto que aquellas simuladoras que consiguieron simular adecuadamente en la entrevista clínico-forense fueron detectadas como simuladoras por el MMPI-2. Por ello, a lo largo de la literatura sobre la psicología legal y forense se hace hincapié una y otra vez que ha de recurrirse a múltiples métodos de detección de la simulación (Rogers, 1997b). Siguiendo esta pauta, a través del uso de protocolos de eficacia conocida como el SEG (Arce y Fariña, 2005), se puede llevar a cabo periciales psicológicas que permitan la detección eficaz de la simulación. Por su parte, ante un caso real de  huella psíquica de violencia de género las secuelas habitualmente producen cambios permanentes en las personas que afectan a autoestima,  a su capacidad de relacionarse no sólo con las parejas, con los demás y de percibir el mundo. Por ello, una adecuada evaluación de un caso real habrá de quedar claro cuales han sido las consecuencias psicológicas producto de los hechos, las cuales habrán de ser reparadas o al menos indemnizadas. A tal efecto, en España, se puede recurrir al baremo de Tráfico RD 8/2004 (Capítulo I: cabeza). 

Referencias

1 Patró, R.,  Corbalán, F., J.  y   Limiñana, R., M. (2007). Depresión en mujeres maltratadas:  Relaciones con estilos de personalidad, variables contextuales y de la situación de violencia.

2 Carballal, A. (2008). Evaluación forense de la  huella psíquica como prueba de cargo en casos de víctimas de violencia de género.